Al saber que uno de nuestros familiares va a fallecer pronto, la idea de pensar que ya jamás volveremos a ver a esa persona nos entristece demasiado. Quizás, la muerte de algún familiar llegue inesperadamente. En mi experiencia pastoral, he tenido algunos casos de personas que han fallecido repentinamente y que los familiares no saben que hacer. En estos casos, debemos de estar conscientes que es deber de los familiares el avisar a las autoridades pertinentes cuando un familiar fallece.