Una de las figuras centrales durante el tiempo de Adviento y de Navidad es, por supuesto, la Santísima Virgen María. Celebramos a María en la Liturgia de la Misa en las fiestas de la Inmaculada Concepción y de Nuestra Señora de Guadalupe. El Evangelio de San Lucas nos llama la atención sobre la visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel. En las lecturas de la Navidad se nos resalta el papel central de María como la Madre de Nuestro Salvador Jesucristo. Además del enfoque preminente que se le da a María durante el Adviento y la Navidad, muchas de nuestras parroquias en todo el Este de Washington tienen a María como su patrona. Tenemos a las parroquias de la Presentación de la Virgen María, la parroquia de Santa María, la parroquia del Corazón Purísimo de María, la parroquia de la Asunción, la parroquia de la Inmaculada Concepción, la parroquia de María Reina, la parroquia de Nuestra Señora del Lago, la parroquia de Nuestra Señora de Fátima y la Catedral de Nuestra Señora de Lourdes están representadas en la Diócesis de Spokane. Tengo entendido que el Señor Obispo Topel tenía una gran devoción por María y fue fundamental para nombrar a varias de estas parroquias. En mi opinión, una de las virtudes más importantes de la Santísima Madre es su humildad. A diferencia de la desobediencia de Eva en el Jardín del Edén, María tuvo la humildad de aceptar la voluntad de Dios para su vida. Confundida y un poco asustada al escuchar el mensaje del Arcángel Gabriel, María, sin embargo, obedeció la voluntad de Dios y dio a luz al Salvador del Mundo. El orgullo estaba presente en el Jardín del Edén, pero la humildad triunfó en la Anunciación. Es por esto que la Iglesia, tradicionalmente, ha visto a María como la “Nueva Eva”. Durante este tiempo sagrado del año, es importante recordar que la humildad es una virtud importante que todos debemos fomentar en nuestras vidas. Satanás nos tienta con el orgullo. El orgullo nubla nuestro juicio y afecta nuestra capacidad para seguir la voluntad de Dios. La humildad abre nuestros corazones. La humildad se manifiesta en la capacidad de morir a uno mismo para que el Plan de Dios para nosotros crezca y prospere. La humildad de María se demostró más claramente a través de su famosa respuesta en el anuncio: “Hágase en mi según tu Palabra”. En este tiempo sagrado del año, mi esperanza es que estas palabras echen raíces en los corazones de todos los Fieles en toda la Iglesia en el Este de Washington. Que María, que es tan prominente durante esta temporada y en las parroquias de nuestra Diócesis, ore para que estemos abiertos a la poderosa virtud de la humildad.
¡Feliz Adviento y Feliz Navidad!